martes, 2 de marzo de 2010

Era el peor día en nuestra imagen.
Uno de esos en que el espejo
ruega que no te cruces
con tus noches bajo los ojos.
Así, en ese estado.
Encontramos nuestro mejor pasado.
Llevaba consigo en cada paso
gran parte de nuestra inocencia.
Demostró que no era tarde
para revivir nuestra experiencia.
Yo con mi reacción inesperada,
una extraña risa entre lágrimas
un zapateo en el estomago.
y sobre el cuerpo
treinta kilos de cemento.
Vos con más calma los viste
Y me miraste...
mostrando esa sonrisa
esa a la que no le hace falta hablar.
Con los ojos abiertos de par en par
y su brillo que me decía
que valió la pena esperar.
Al subir apareció alado tuyo
regalándote una hermosa charla
que no creíste que seria todo
lo que querías escuchar.
Me acompañaste hasta llegar
a la persona que no veía
desde ese beso en su mejilla
y mi adiós mientras dormía.
Inevitable que los contempláramos
porque en cada rincón veíamos pasar
cada uno de los momentos
de nuestro recuerdo más especial.

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